I
Como punto de partida se utiliza la Revolución Cognitiva,
cuyo objetivo era recuperar la mente en las ciencias humanas después de un
prolongado objetivismo. Puede que este objetivo se haya desviado por el éxito.
A finales de los años 50, Bruner creía que la revolución
trataba de un esfuerzo por instaurar el significado como el concepto
fundamental de la psicología, no los estímulos y las respuestas, ni la conducta
abiertamente observable, etc. No era una evolución contra el conductismo. Era
una revolución más profunda, que buscaba descubrir y describir formalmente los
significados que los seres humanos creaban a partir de sus encuentros con el
mundo, para luego proponer hipótesis acerca de los procesos de construcción de
significado en que se basaban. Se centraba en las actividades simbólicas
empleadas por los humanos para construir y dar sentido al mundo y a ellos
mismos. Su meta era instar a la psicología a unir fuerzas con sus disciplinas
hermanas de las humanidades y las ciencias sociales, de carácter
interpretativo. Esta revolución exigía que la psicología uniera fuerzas con la antropología,
la lingüística, la filosofía y la historia, incluso el derecho.
Algo que sucedió muy temprano fue el cambio de énfasis del
<Significado H> a la <Información> de la construcción del
significado de procesamiento de la información. El factor clave de este cambio
fue la adopción de la computación como metáfora dominante y de la compatibilidad
como criterio imprescindible de un buen modelo teórico. Desde el punto de vista
computacional, la información comprende un mensaje que ya ha sido previamente
codificado en el sistema. El significado se asigna a los mensajes con
antelación.
El procesamiento de la información inscribe los mensajes en
una dirección determinada de la memoria o los toma de ella siguiendo
instrucciones de una unidad de control central, o los mantiene temporalmente en
un almacén amortiguador, manipulándolos de formas prescritas: enumera, ordena,
combina o compara la información previamente codificada. Pero este
procesamiento de la información no puede enfrentarse a nada que vaya más allá
de las entradas precisas y arbitrarias que pueden entrar en relaciones especificas
estrictamente gobernadas por un programa de operaciones elementales. El
procesamiento de información tiene necesidad de planificación previa y reglas
precisas.
En el mundo post-industrial se producía una Revolución
Informativa, dadas estas condiciones se produjo un cambio de interés
correlativo, que llevo de la mente y el significado a los ordenadores y la
información. En principios de los 50 estos eran la mejor metáfora matriz del
procesamiento de la información. Esta línea de pensamiento se vio enormemente
auxiliada por la revolucionaria idea de Turing de que cualquier programa computacional,
con independencia de lo complejo que fuera, podía imitarse mediante una Maquina
Universal de Turing que efectuaba cálculos con un conjunto finito de
operaciones bastante primitivas.
Este nuevo reduccionismo proporciono un programa
sorprendentemente libertario para la ciencia cognitiva que estaba naciendo. Su
grado de permisividad era elevado y muchos teóricos E-R e investigadores
asociacionistas de la memoria volvieron a ver el redil de la revolución
cognitiva. El lugar de los estímulos y las respuestas estaba ocupado por
entrada y la salida.
Comenzaron a resurgir nuevas versiones de antiguas controversias,
especialmente en relación con las discusiones sobre la denominada
<Arquitectura del conocimiento>: el problema de si debe ser concebida
como un conjunto de estructuras jerárquicamente organizadas, mediante las
cuales se acepta, se rechaza o se combina la entrada de información. O si
debería concebirse como una red conexionista organizada de abajo a arriba cuyo
control se encuentra completamente distribuido.
Era inevitable que se produjese un resurgimiento del antiguo
malestar respecto al mentalismo. En estos sistemas no había sitio para la
<Mente> (en el sentido de creer, desear, pretender). La mente en un
sentido subjetivo era o un epifenómeno que surgía del sistema computacional
bajo determinadas condiciones, una conducta más que simplemente necesitaba un
grado mayor de análisis lingüístico.
La ciencia cognitiva en su nueva modalidad, a pesar de la
hospitalidad que exhibe hacia la conducta dirigida a metas, se muestra aún más
cautelosa respecto al concepto de agentividad. Ya que la agentividad supone la
conducta de la acción bajo el dominio de estados intencionales, de manera que
la acción basada en creencias, deseos o compromisos morales es considerada por
los científicos cognitivos bien pensantes como algo que hay que evitar a toda
costa.
II
Los sistemas simbólicos utilizados por los individuos al
construir el significado eran sistemas que ya estaban ahí, arraigados al
lenguaje y la cultura. Los psicólogos se concentraban en estudiar como <Adquirían>
los individuos estos sistemas. Pero con
pocas excepciones no prestaron atención al impacto que la utilización del
lenguaje tenía sobre la naturaleza del hombre como especie. Como producto de la
historia, la cultura se había convertido en el mundo al que teníamos que
adaptarnos y el juego de herramientas que nos permitían hacerlo. No podía hablarse
de la cultura como afinadora o moduladora de las necesidades biológicas.
Bruner señala 3 razones de la función de la cultura en el
ser humano:
1_ La primera es una cuestión de metodológica de hondo
calado: el argumento constitutivo. La participación del hombre en la cultura y
la realización de sus potencialidades mentales a través de la cultura hacen que
sea imposible construir la psicología humana basándonos solo en el individuo.
2_La segunda razón es consecuencia de la primera. Dado que
la psicología se encuentra tan inmersa en la cultura, sebe estar organizada en
torno a esos procesos de construcción y utilización del significado que
conectan al hombre con la cultura. Esto no nos conduce a un mayor grado de
subjetividad den la psicología: es lo contrario. El significado se hace público
y compartido.
3_ La tercera razón radica en el poder de lo que Bruner
denomina Folk Psicología (Psicología popular). Esta psicología es la
explicación que da la cultura de que es lo que hace que los seres humanos
funcionen. Consta de una teoría de la mente, la propia y la de los demás, una
teoría de la motivación y todo lo demás. Pero la psicología popular, nunca se
ve sustituida por paradigmas científicos. Y ello se debe a que la psicología
popular se ocupa de la naturaleza, causas y consecuencias de aquellos estados
intencionales despreciados por la psicología científica en su esfuerzo por
explicar al hombre desde un punto de vista que este fuera de la subjetividad
humana. De hecho las instituciones culturales orientadas normativamente sirven
para inculcar la psicología popular, que a su vez sirve para justificar esa
inculcación. Además varia en el tiempo ya que cambian las respuestas que la
cultura da al mundo y a las personas que se encuentran en él.
III
Existen reparos que suelen hacer que los científicos de la
conducta eludan una psicología centrada en el significado, orientada
culturalmente. Se trata de los mismos reparos que facilitaron el que la Revolución
Cognitiva eludiese algunas de sus metas originales. Se refieren a dos
cuestiones: 1_Tiene que ver con la restricción y depuración de los estados
subjetivos, no tanto como datos de la psicología ya que el operacionalismo nos
permite aceptarlos por ejemplo como respuestas discriminativas, sino como conceptos
explicativos. 2_ Se refiere al relativismo y el papel de los universales. Una
psicología sensible a la cultura esta y debe ser basada no solo en lo que hace
la gente, sino también en lo que dicen que hacen, y en lo que dicen que los
llevo a hacer lo que hicieron. Lo que dicen que han hecho los otros y por qué.
Como muestran Lee Ross y Richard Nisbettm en términos más
contemporáneos, es obvio que la gente no es capaz de describir correctamente ni
la base de sus elecciones ni los sesgos que afectan a la distribución de esas
elecciones. La acusación de lo que la gente dice no es necesariamente lo que
hace, lleva consigo una implicación. Es que lo que la gente hace es más
importante, más real, que lo que dice, o que esto último solo es importante por
lo que pueda revelarnos sobre lo primero.
Esta acentuación sesgada de la psicología científica
ciertamente no deja de ser curiosa a la luz de nuestras formas cotidianas de
enfrentarnos a la relación entre decir y hacer. El significado que los
participantes en una interacción cotidiana atribuyen a la mayor parte de los
actos depende de lo que se dicen mutuamente antes, durante o después de actuar:
o de lo que son capaces de presuponer acerca de lo que l otro habría dicho en
un contexto determinado. Decir y hacer constituyen una unidad funcionalmente
inseparable en una psicología orientada culturalmente. El supuesto fundamental
de esta psicología es que la relación entre lo que se hace y lo que se dice es
en el proceder normal de la vida, interpretable. Adopta una postura de que
existen relaciones canónicas establecidas por mutuo acuerdo entre el
significado de lo que decimos y lo que hacemos en determinadas circunstancias y
esas relaciones gobiernan como conducimos nuestras vidas unos con otros. La
psicología cultural no se puede casi preocupar de la conducta, sino de la
acción ya que es su equivalente intencional, Se preocupa de la acción situada.
IV
Bruner propugno que la psicología deje de intentar
<liberarse del significado> en su teoría de la explicación. Las personas y las cultura que son su objeto
de estudio están gobernadas por significados y valores compartidos. Bruner
sugiere una manera de concebir los universales humanos que es coherente con la
psicología cultural y además elude tanto a las indeterminaciones del
relativismo como las trivialidades de la psicología transcultural. La
psicología cultural no puede reducirse a una psicología transcultural que proporcione
unos cuantos parámetros que permitan explicar la aparición de variaciones
locales en las leyes universales de la conducta.
La solución está en denunciar una falacia: hace referencia a
la relación entre biología y cultura. Según esta la cultura vendría a ser una
especie de capa superpuesta sobre la naturaleza humana que estaría determinada
biológicamente. En su lugar Bruner propone sostener que las verdaderas causas
de la acción humana son la cultura y la búsqueda del significado dentro de la
cultura. Los universales de la naturaleza humana no son una causa de la acción,
sino una restricción o una condición de ella.
Las limitaciones de origen biológico sobre el funcionamiento
humano son también restos a la invención cultural. Pero los seres humanos hemos
construido dispositivos simbólicos para superar esta limitación: sistemas de
codificación como los números octales, procedimientos mnemotécnicos o trucos lingüísticos.
También hay limitaciones que afectan al compromiso con una
forma de vida que son más biológicas que culturales. El agotamiento físico, el
hambre, la enfermedad y el dolor.
V
El problema del relativismo.
La “realidad” es, en la mayor parte de las interacciones humanas, el resultado de prolongados e intrincados procesos de construcción y negociación profundamente implantados en la cultura.
La tesis básica del constructivismo es q el conocimiento es “correcto” o “incorrecto” dependiendo de la perspectiva q hayamos decidido tomar. Los aciertos y errores de este tipo no equivalen a falsedades o verdades absolutas. Lo mejor q podemos hacer es ser concientes de nuestra propia perspectiva y de las de los demás cuando decimos q algo es correcto o incorrecto. El constructivismo es “el aspecto interpretativo” o una huida del “significado absoluto”.
Según Rorty, en su exploración de las consecuencias del pragmatismo, el interpretativismo forma parte de un movimiento cuyo objetivo es desposeer a la filosofía de su status fundacional. Según él, el pragmatismo (y el punto de vista q presenté car ahí) es un antiesencialismo aplicado a nociones como “verdad”, “conocimiento”, “lenguaje. (Esta actitud está muy alejada del tipo de esencialismo kantiano).
Rorty tiene razón al decir q el relativismo no es el obstáculo al q se enfrentan el constructivismo y el pragmatismo. Es indudable q formular las preguntas del pragmatista (¿Cómo afecta este punto de vista a mi punto sobre el mundo o a mis compromisos con él?) no puede llevar a la postura del “todo vale”. A lo q puede llegar es a un desembalaje de presuposiciones, tanto mejor para explorar nuestros propios compromisos.
Ahora bien, en cuanto a la acusación de q el constructivismo debilita los compromisos, se puede decir q si el conocimiento depende de la perspectiva, la cuestión del valor, de la elección de perspectiva de uno tiene dos puntos de vista psicológicos erróneos:
El irracional: sostiene q los valores están en función de reacciones viscerales, conflictos psíquicos desplazados. Los irracionales toman en cuenta la cultura como una fuente de aprovisionamiento en función de sus impulsos o conflictos individuales. Los valores no se ven en función de cómo relacionan al individuo con la cultura: su estabilidad s explica recurriendo a fijadores como los programas de reforzamiento, la rigidez neurótica, etc.
Los racionalistas: de acuerdo con la teoría de la elección racional nuestros valores se ponen de manifiesto en nuestras elecciones, situación por situación, y guiados por modelos racionales, como la teoría de la utilidad, reglas de optimización, minimización del dolor.
Los dos enfoques pierden de vista algo crucial: el compromiso con “formas de vida” determinadas es inherente a los valores, y las formas de vida, en su compleja interacción, constituyen una cultura. Ni nos sacamos de la manga los valores en cada situación de elección q se nos plantea, ni estos son producto de individuos aislados dotados de impulsos férreos y neurosis. Más bien, los valores son comunales y consecuentes desde el punto de vista de nuestras relaciones con una comunidad cultural determinada. Cumplen funciones en interés nuestro en el seno de esa comunidad. Los valores subyacen a una forma de vida determinada. Se incorporan a nuestra propia identidad, y al mismo tiempo, nos sitúan en una cultura. Los compromisos de valor de los miembros proporcionan, o bien la base para llevar satisfactoriamente una forma de vida o, por lo menos, una base para la negociación.
Se objetara q el pluralismo de la vida moderna crea conflictos q afectan a los compromisos, los valores y q tienen q ver con la “validez” de distinto postulados relativos a nuestro conocimiento de los valores. No sabemos como “predecir el futuro del compromiso”, pero insistir con la noción de valor absoluto tampoco hará q desaparezca la incertidumbre.
La ultima razón por la q la psicología cultural no necesita preocuparse por el relativismo es la receptividad y el liberalismo (en política, ciencias, arte, etc.). La receptividad es la voluntad de construir el conocimiento y los valores desde múltiples perspectivas sin perder de vista el compromiso con los propios valores. Es la piedra angular de una cultura democrática, q descansa sobre valores q generan formas características de vida con sus correspondientes concepciones de realidad, y q su misma receptividad genera sus propios enemigos.
En mi opinión, el constructivismo de la psicología cultural es una expresión profunda de la cultura democrática. Exige q nos hagamos conscientes de cómo desarrollamos nuestro conocimiento y de los valores q nos llevan a adoptar nuestras perspectivas. Pero no pretende q haya una sola forma de construir el significado, o una sola forma correcta.
La “realidad” es, en la mayor parte de las interacciones humanas, el resultado de prolongados e intrincados procesos de construcción y negociación profundamente implantados en la cultura.
La tesis básica del constructivismo es q el conocimiento es “correcto” o “incorrecto” dependiendo de la perspectiva q hayamos decidido tomar. Los aciertos y errores de este tipo no equivalen a falsedades o verdades absolutas. Lo mejor q podemos hacer es ser concientes de nuestra propia perspectiva y de las de los demás cuando decimos q algo es correcto o incorrecto. El constructivismo es “el aspecto interpretativo” o una huida del “significado absoluto”.
Según Rorty, en su exploración de las consecuencias del pragmatismo, el interpretativismo forma parte de un movimiento cuyo objetivo es desposeer a la filosofía de su status fundacional. Según él, el pragmatismo (y el punto de vista q presenté car ahí) es un antiesencialismo aplicado a nociones como “verdad”, “conocimiento”, “lenguaje. (Esta actitud está muy alejada del tipo de esencialismo kantiano).
Rorty tiene razón al decir q el relativismo no es el obstáculo al q se enfrentan el constructivismo y el pragmatismo. Es indudable q formular las preguntas del pragmatista (¿Cómo afecta este punto de vista a mi punto sobre el mundo o a mis compromisos con él?) no puede llevar a la postura del “todo vale”. A lo q puede llegar es a un desembalaje de presuposiciones, tanto mejor para explorar nuestros propios compromisos.
Ahora bien, en cuanto a la acusación de q el constructivismo debilita los compromisos, se puede decir q si el conocimiento depende de la perspectiva, la cuestión del valor, de la elección de perspectiva de uno tiene dos puntos de vista psicológicos erróneos:
El irracional: sostiene q los valores están en función de reacciones viscerales, conflictos psíquicos desplazados. Los irracionales toman en cuenta la cultura como una fuente de aprovisionamiento en función de sus impulsos o conflictos individuales. Los valores no se ven en función de cómo relacionan al individuo con la cultura: su estabilidad s explica recurriendo a fijadores como los programas de reforzamiento, la rigidez neurótica, etc.
Los racionalistas: de acuerdo con la teoría de la elección racional nuestros valores se ponen de manifiesto en nuestras elecciones, situación por situación, y guiados por modelos racionales, como la teoría de la utilidad, reglas de optimización, minimización del dolor.
Los dos enfoques pierden de vista algo crucial: el compromiso con “formas de vida” determinadas es inherente a los valores, y las formas de vida, en su compleja interacción, constituyen una cultura. Ni nos sacamos de la manga los valores en cada situación de elección q se nos plantea, ni estos son producto de individuos aislados dotados de impulsos férreos y neurosis. Más bien, los valores son comunales y consecuentes desde el punto de vista de nuestras relaciones con una comunidad cultural determinada. Cumplen funciones en interés nuestro en el seno de esa comunidad. Los valores subyacen a una forma de vida determinada. Se incorporan a nuestra propia identidad, y al mismo tiempo, nos sitúan en una cultura. Los compromisos de valor de los miembros proporcionan, o bien la base para llevar satisfactoriamente una forma de vida o, por lo menos, una base para la negociación.
Se objetara q el pluralismo de la vida moderna crea conflictos q afectan a los compromisos, los valores y q tienen q ver con la “validez” de distinto postulados relativos a nuestro conocimiento de los valores. No sabemos como “predecir el futuro del compromiso”, pero insistir con la noción de valor absoluto tampoco hará q desaparezca la incertidumbre.
La ultima razón por la q la psicología cultural no necesita preocuparse por el relativismo es la receptividad y el liberalismo (en política, ciencias, arte, etc.). La receptividad es la voluntad de construir el conocimiento y los valores desde múltiples perspectivas sin perder de vista el compromiso con los propios valores. Es la piedra angular de una cultura democrática, q descansa sobre valores q generan formas características de vida con sus correspondientes concepciones de realidad, y q su misma receptividad genera sus propios enemigos.
En mi opinión, el constructivismo de la psicología cultural es una expresión profunda de la cultura democrática. Exige q nos hagamos conscientes de cómo desarrollamos nuestro conocimiento y de los valores q nos llevan a adoptar nuestras perspectivas. Pero no pretende q haya una sola forma de construir el significado, o una sola forma correcta.
VI
Los psicólogos (por lo atrapados q están en esa autoimagen
generada por el positivismo) se ocupan solo de verdades objetivas y rehúyen de
la crítica cultural. Pero hasta la psicológica científica se moverá mejor
cuando reconozca q sus verdades, como todas las verdades acerca de la
naturaleza humana, son relativas al punto de vista q adopte respecto a esa
condición. Y conseguirá una posición más eficaz hacia la cultura en general
cuando llegue a reconocer q la psicología popular de la gente corriente no es
simplemente un conjunto de ilusiones tranquilizadoras, sino las creencias e
hipótesis de trabajo de la cultura acerca de qué es lo q hace posible y
satisfactorio el q la gente viva junta, aun a costa de sacrificios personales.
Este es el punto de la psicología q en q es inseparable de las ciencias de la
cultura y de la antropología.
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