viernes, 2 de junio de 2017

Modulos, dominios y otros artefactos. Enesco y Deval

Introducción.

Según Chomsky, la rapidez con que los niños adquieren su lengua materna y llegan a dominar su gramática, a pesar de la pobreza de los estímulos lingüísticos, solo puede explicarse asumiendo un dispositivo innato para su adquisición, siendo el aprendizaje y el entorno factores desencadenantes que pueden adelantar o retrasar el desarrollo, pero no alterar su curso ni su forma final.
Por otra parte Fodor presenta la tesis de que parte de nuestra mente está formada por módulos innato e independientes. La tesis de que la mente del bebé está pre-especializada y que, en consecuencia, su desarrollo se produce en dominios diferenciados o locales.

El lenguaje: módulo por excelencia.

Chomsky planteó dudas fundamentadas sobe la plausibilidad de que procesos generales de aprendizaje pudieran dar cuenta de la adquisición del lenguaje. Sostenía que venimos equipados de “órganos mentales” que permiten el desarrollo de facultades cognitivas como el lenguaje, pues este se convirtió en el modelo de lo que se entiende por facultad innata y especifica.
Los autores discuten dos hipótesis opuestas sobre su evolución para luego situar su propia teoría Según una de ellas la facultad del lenguaje es homóloga a la comunicación entre otros animales y por tanto no es exclusiva del humano, mientras que según la hipótesis opuesta el lenguaje constituye una adaptación específica y únicamente humana. Chomsky incorpora aspectos de ambas hipótesis al defender la existencia de dos tipos de facultad de lenguaje una entendida en “sentido amplio” y otra en “sentido restringido”. La primera incluye un sistema computacional interno apoyado en mecanismos sensorio-motores y en el caso de especias más evolucionadas en un sistema interno conceptual-intencional. La segunda está constituida por un sistema computacional lingüístico abstracto que permite realizar las computaciones gramaticales y que genera representaciones internas que se traducen en los interfaces sensoriomotor y conceptual-intencional mediante los sistemas fonológico y semántico respectivamente.

Estudios Comparativos.

La búsqueda de pruebas de continuidad entre especies ha guiado la mayor parte de la investigación evolucionista.
Los humanos percibimos los sonidos que componen distintas lenguas de forma discontinua a pesar que se sitúan acústicamente en un continuo. Descubrir que los bebes también lo hacen mucho antes de empezar a hablar llego a autores a suponer que esa capacidad solo podría explicarse gracias a una adaptación humana especifica relacionada con el habla. Luego se descubrió esto en otras especies. Lo que condujo a replantearse el origen de esta capacidad y a descartar que se trata de un fenómeno de dominio especifico. “Los datos disponibles sugieren una continuidad mucho mayor entre animales y humanos en relación con el lenguaje de lo que se había creído previamente.”
Otro ámbito distinto pero significativo entre la continuidad o discontinuidad entre animales y humanos es la capacidad de conteo, una especie de sentido o facultad numérica para evaluar rápidamente el número de objetos que componen una pequeña colección. Algunos defienden que hay discontinuidad entre la forma en que se procesan números pequeños y grandes, otro defiende la continuidad y existencia de un dominio específico del número. Nótese que pese a la gran cantidad de datos sobre funciones cognitivas semejantes entre especies aún se debate si existe o no continuidad entre estas, ya que estas semejanzas y diferencias no son fáciles de interpretar.

Los módulos de Fodor.

Fodor defiende que la arquitectura de la mente humana está constituida por transductores, sistemas modulares y sistemas centrales. Los módulos son sistemas de entrada de datos que procesan sólo un tipo de información de forma rápida y obligatoria, están encapsulados y operan con independencia de los procesos centrales. En cuanto a procesos centrales, no tienen accesos a lo que ocurre dentro de cada módulo sino sólo al resultado de su trabajo. Fodor manifiesta dos preocupaciones fundamentales en su libro La mente no funciona así:
La primera preocupación es que pese al enfoque computacional de la mente sigue siendo “la mejor teoría del conocimiento que disponemos, en realidad, la única mecedora de un análisis serio entre todas las que tenemos” su capacidad explicativa del conocimiento es muy reducida. La teoría computacional solo explica una pequeña parte de los fenómenos psicológicos y, no los aspectos más interesantes del pensamiento.
Su segunda preocupación, Fodor intenta mostrar que el innatismo chomskiano y las explicaciones neodarwinianas son incompatibles entre sí. No hay razón para sostener que la mente sea producto de la selección natural y dirige sus críticas a aquellos autores que, de forma ambiciosa buscan hacer una síntesis entre la psicología computacional y la teoría del evolucionismo intentado explicar cómo funciona la mente. Fodor critica la hipótesis de que nuestra mente se haya convertido en un artefacto masivamente modular, como resultado de la evolución filogenética.
Fodor afirma que la parte modular del sistema cognitivo humano es mínima si se compara con la parte no modular, que sería lo más relevante de la mente humana.

La importancia de los estudios con bebés.

Muchos autores han dado por hecho que la precocidad con que aparecen estas competencias constituye una prueba de la naturaleza innata o no aprendida de capacidades conceptuales y no meramente perceptivas. Lo primero que debe destacarse es que la fuente de datos en que se basan se reduce casi exclusivamente a una: el tiempo de mirada del bebe. Considerando que la prueba de que la precocida es sinónimo de capacidad innata, no aprendida.
Los estudios con bebes muestran que hay pocas conductas complejas que estén presentes de forma inequívoca en el recién nacido y, de muchos experimentos sobre capacidades del neonato no alcanzan resultados positivos hasta unos días o semanas de vida. Durante esos días o semanas es evidente que él bebe ha tenido cientos de experiencias con su medio físico y social.  En lo que se refiere a capacidades cognitivas más sofisticadas no hay ningún resultado positivo que se obtenga con bebes de menos de 3 meses de edad.
Las explicaciones innatistas tienden a pasar por alto los cambios que se observan en las primeras semanas de vida del bebe o las atribuyen a la emergencia de un plan genético en el que la experiencia es mero desencadenante.
En general la mayoría de los estudios actuales se desarrollan dentro de lo que se conoce como paradigma de violación de expectativas, que consiste en crear situaciones truncadas que transgredan alguna ley física. La hipótesis de estos estudios es que si los bebes tienen algún conocimiento de las leyes físicas fundamentales se sorprenderán ante acontecimientos que las violan.
En experimentos de permanencia del objeto, bebes de 3-4 meses parecen mostrar cierta sensibilidad a un objeto oculto en condiciones de violación de expectativas y sin embargo a los 8 meses son incapaces de encontrarlo manualmente. Muchos autores actuales asumen que las distintas tareas diseñadas para evaluar la permanencia del objeto miden competencias cognitivas similares y que las diferencias en la actuación de los bebes en distintas edades se deben a problemas motores o perceptivos pero no conceptuales.
Varios autores actuales se plantean estos problemas desde una perspectiva distinta. El enfoque de sistemas dinámicos de Thelen y Smitho los modelos constructivistas de redes neurales coinciden en lo general en una perspectiva del conocimiento del bebe basada en procesos y no en principios, como sostienen los modularistas. A partir de sus resultados empíricos en distintos ámbitos del desarrollo cognitivo muestran que el conocimiento del bebe se desarrolla gradualmente con la experiencia y su conducta es la expresión de habilidades o procedimientos sensibles al contexto que evolucionan con la practica especifica. A diferencia de los modularistas, no conciben el conocimiento del bebe simplemente como presente o ausente sino encarnado en la conducta. Por el momento la idea de que un “protomapa” genético activa ciertos circuitos para ciertas representaciones particulares resulta mas especulativa que la idea de que tales circuitos y representaciones son resultado de la experiencia postnatal.

Estudios neuropsicológicos. El caso de las disociaciones

El fenómeno de las disociaciones simples y dobles ocuparon la atención de muchos neurocientíficos convencidos que pe el estudio de pacientes con daño cerebral se puede inferir cómo funciona la mente humana y más en particular la existencia de funciones mentales para diferentes tareas.
En el campo del lenguaje se ha visto que ciertas lesiones cerebrales afectan la capacidad de producción pero no de comprensión lingüística, o el procesamiento de nombres pero no de verbos. Las existencias de estas disociaciones se consideran como prueba suficiente para concluir que cada tarea es ejecutada por una función cognitiva diferente, asumiendo una modularidad de procesamiento.
Dunn y Kirsner destacan que no puede descartarse que el fenómeno de la disociación se manifieste incluso si las dos tareas dependen de los mismos recursos cognitivos per con distintos niveles de demanda.
Karmilof-Smith señala que suponer que el cerebro de los bebes con desordenes genéticos está compuesto por algunos modulos cognitivos afectados y otros intactos es olvidar el proceso real de desarrollo ontogenético. Puede que unos dominios se vean más afectado que otros, pero los estudios en profundidad revelan daños sutiles en dominios que originalmente parecen estar intactos.

Recapitulación: Las limitaciones del innatismo.

El entusiasmo que asumieron presuntos innatistas acerca de capacidades como el lenguaje, la cognición, el número, etc, está disminuyendo en los últimos años debido a la debilidad o el carácter ambiguo de muchas pruebas.
No hay razones sólidas para afirmar que los bebes nacen con un conocimiento innato pre-organizado en dominios que les capacita para reconocer a los miembros de su especie, para comprender las categorías que organizan el mundo físico y las que gobierna el psicológico. Muchas habilidades tempranas tardan semanas o meses en manifestarse y en ese tiempo el bebe tuvo miles de experiencias.
Los datos neuropsicológicos a favor del modularidad se toman cada vez con más precaución, pues a medida que se afinan los instrumentos para evaluar el grado en que una competencia está afectada, se encuentran más pruebas de que la doble disociación es un constructo que en la realidad no existe en estado puro. Parece más razonable pensar que la clave para comprender los desórdenes evolutivos es el propio desarrollo.
Algunos enfoques evolutivos recientes, sin postular dominios ni módulos innatos, aceptan la existencia de ciertos sesgos o restricciones que determinan el tipo de información que el individuo puede recibir, el tipo de problemas que puede llegar a resolver o el tipo de representaciones conocimientos que puede llegar a almacenar. Así determinadas competencias iniciales de tipo perceptivo—sensorial facilitan que el bebe organicé la información que recibe y actué de forma no caótica. Algunos autores defienden que el concepto “congénito” es más adecuado que “innato” para explicar la presencia de ciertas habilidades primitivas del neonato.

La alternativa que se propone al problema de los dominio de conocimiento es que estos son un resultado genuino del desarrollo y no su punto de partida, un producto de la interacción de múltiples causas encadenadas en las que resulta imposible distinguir entre bilogía y experiencia,  o genética y conducta.

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