viernes, 2 de junio de 2017

La mente social la mente física: desarrollo y dominios de conocimiento. Gómez y Núñez.

En los últimos años la dicotomía que ha tomado gran protagonismo en la ciencia cognitiva en general es: la distinción entre procesos cognitivos de dominio general y procesos de dominio especifico.  La idea de que puede haber componentes de la mente especializados en dominios de conocimiento distintos esta de algún modo latente en nuestras concepciones intuitivas sobre la mente y la inteligencia.
La mente y los dominios del conocimiento en la psicología del desarrollo.
En la actualidad el desarrollo social es también desarrollo cognitivo (como lo físico) y en el dominio de lo social pueden ponerse incluso de manifiesto algunas de las capacidades cognitivas más complejas y peculiares de la mente humana. La idea de que puede haber una mente física y una mente social, cuando no la idea más general de que los mecanismos de la inteligencia pueden estar especializados por dominios, es una de las más candentes en la agenda actual de la ciencia cognitiva.
La psicología evolutiva presto escasa atención a la noción de especificad de dominio ya que la teoría que triunfo inicialmente sobre la visión conductista del desarrollo fue la teoría de Piaget, que descansa sobre la presuposición de que la inteligencia es un conjunto de sistemas abstractos capaces de trascender el contenido al que se aplican. Desde esta perspectiva lo que define la inteligencia humana es la capacidad de analizar la estructura lógica abstracta de los problemas y cualquier diferencia entre dominios de conocimiento cabria considerarse como un efecto secundario. Debido a la resistencia especial que ciertos materiales pueden oponer a los mecanismos cognitivos pero que no debe engañarnos respecto a la generalidad de dominio de la competencia subyacente.
Bajo la influencia de Chomsky, en los años 60 se desarrolló el área de la adquisición del lenguaje, una de cuyas ideas principales era que el lenguaje es una capacidad cognitiva cualitativamente distinta a la inteligencia y el pensamiento.
La inteligencia Maquiavélica: orígenes evolutivos de la mente social.
Si en el campo de la etología y la primatología se compara la dificultad de los problemas del mundo físico y el social, se notará que los problemas sociales son mucho más complejos y extendidos. Muchos de estos problemas (aparearse, ser dominante, emigrar a otro grupo) requieren cooperación.  La hipótesis inicial de Humphrey esta que resolver estos problemas sociales, que pueden requerir complejas coordinaciones medios-fines y buenas dosis de isight, fue lo que hizo a los primates no humanos inteligentes, y solo después se produjo una especie de generalización de esta inteligencia hacia el mundo físico, dando lugar a la aparición de manipulaciones complejas de objetos.
Esta hipótesis tiene un aroma de dominio general: al fin y al cabo, así formulada. No es más que la idea de que los orígenes de la inteligencia son sociales, pero esta es una capacidad susceptible de aplicarse a otros dominios. En pequeño tiempo se abrió paso una idea más radical: tal vez los problemas de tipo social requieren un tipo de inteligencia muy distinta de la que usamos para resolver problemas de tipo físico.
La cuestión es que la capacidad necesaria para comprender que alguien intenta resolver una problema es muy distinta de la que necesitamos para resolver ese mismo problema. Premack y Woodruff sugieren que dicha capacidad merecía el nombre de teoría de la mente, en el sentido de que se trata de ya no se trata de concebir y ejecutar acciones, sino de leer en las acciones de los demás las intenciones subyacentes que explican esas acciones y predecir que conducta debería de realizar una persona animada con esas intenciones.
Cognición social en la infancia: objetos y personas en el mundo del bebé.
Inicialmente lo estudios a los bebes no eran de inspiración cognitiva, sino que estaban orientados a analizar aspectos puramente sociales o socio-afectivos del desarrollo de los bebes. Pronto se hizo evidente que un aspecto fundamental del desarrollo social era el desarrollo de la comprensión de los objetos sociales como tales y las formas de interacción con ellos.
El paralelismo estructural entre usar un instrumento físico y usar un instrumento social para resolver problemas llevo a algunos autores a postular que ambos tipos de acciones podrían estar basadas en el mismo tipo de inteligencia subyacente. Esta actitud de intentar explicar la cognición social como una simple proyección de los mecanismos cognitivos piagetianos al dominio concreto de lo social era típica de los comienzos del estudio de la cognición social y denota la mentalidad de dominio general que predominaba en la psicología evolutiva de la época. Pronto se puso de manifiesto la ausencia de correlaciones claras entre estos dos dominios de la instrumentalidad en la infancia y la relativa independencia con que ambos parecían desarrollarse, empezaron a promover la idea de que podía haber algo especial en los procesos de conocimiento social.
Investigadores se ocuparon de las habilidades sociales en bebes de un año. Los hallazgos indicaban que desde muy pequeños los niños parecen poseer capacidades especializadas en facilitar su interacción con otras personas, o en contraste capacidades que les permiten interactuar con objetos.
Motivos e interacción social.
Muchos investigadores de la época se interesaron en el concepto de “cognición social”. Su objetivo era demostrar como la interacción social y la intersubjetividad no dependían del desarrollo cognitivo, sino de una serie de mecanismos afectivos y motivacionales independientes de lo que tradicionalmente se entiende por inteligencia. Trevarthen proponía una idea que reunía desde el principio de todos los ingredientes de la especificad de dominio y encajaba con la idea de mecanismos cognitivos especializados en la interacción social irreductibles a mecanismos de tipo más general y radicalmente distintos de los mecanismos de interacción con objetos del mundo físico.
Estudios post-piagetianos pusieron de manifiesto que los bebes de pocos meses de edad poseen mucho más conocimiento sobre el mundo físico de lo que Piaget pensaba. La explicación se hallaba en la existencia de algún tipo de nociones cognitivas innatas o bien a la existencia de sesgos y predisposiciones innatas especializadas que permitían a los bebes aprender muy deprisa sobre los objetos y sus relaciones casuales.
Fodor y la modularidad de la mente.
La novedad que propone Fodor es considerar que la mente puede estar dividida en sistemas o módulos “verticales” especializados en obtener y procesar información perteneciente a dominios concretos, tales como percibir escenas visuales, sonidos verbales, caras, etc. Estos sistemas serían módulos porque están organizados de manera independiente el uno del otro.
Uno de los cambios que se ha producido en los últimos años en relación con la noción de modularidad de la mente ha sido la modificación del concepto hacia una visión más ambiciosa y radical en la que los sistemas modulares no se limitan a cumplir funciones perceptivas, sino que se embarcan en procesos centrales que cabe describir como inteligentes. Parece extenderse la noción de modulo más en la dirección de la concepción chomskiana del lenguaje.
“Navajas suizas”, cooperación y razonamiento condicional.
Es una metáfora propuesta por Cosmides y Tooby, mientras que el enfoque de dominio general considera la mente como una herramienta de utilidad general, capaces de servir para funciones muy diferentes, un enfoque evolucionista la contempla como una “navaja suiza” cuya utilidad precisamente en la extrema especialización de cada uno de sus componentes, no en la versatilidad de una sola herramienta.  Desde este enfoque innatista, la estructura modular característica de nuestra mente sería el producto de presiones selectivas que operaron en la configuración de nuestro cerebro “cazadores-recolectores” con el que funcionaron los primeros homínidos. A un alto nivel de complejidad en la estructura social, la conducta de los individuos estaría altamente regulada por acuerdos explícitos que establecen una relación de costes-beneficios.

Concluyendo en cuanto al problema de la distinción entre una mente social y una mente física, el conjunto de datos presentados parece apoyar la existencia de algún tipo de inteligencia social especializada. Sin embargo, no está claro que estos datos apoyen una visión modularista extrema de la estructura de la mente humana, en la que esta estaría exclusivamente constituida por procesadores especializados La diferencia entre esta visión modularista extrema y la idea propuesta por Fodor estribaría en que la utilidad de los instrumentos mentales especializados dependería de la existencia de un procesador central capaz de servirse de ellos, mientras que desde posturas más radicales cada modulo parece poseer su propia mano modular independiente.

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